Taberna de Moe

Sazié #1773, Barrio República.

Después de vitrinear por el variopinto mercado de la carne universitaria del barrio república, me detengo frente al 1773 de la calle Sazié, dónde un deslucido letrero me anuncia que llegué a la taberna de Moe. Aunque esperaba encontrarme con alguna versión del bar del patético tabernero holandés de los Simpsons, donde jugar una mesa de pool o simplemente hacer barra fija, la (emblemática) armadura caballeresca que saluda la entrada me desconcertó. Cuando ya me empinaba con hidalguía para acceder a tan noble palacete, me encontré con otro restobar paradigmático santiaguino. Decepción, pero la sed manda.

La casona de tres pisos está bastante bien tenida, con colores alegres y crípticas combis sesenteras que adornan las paredes. Con una capacidad para unos 240 parroquianos se encuentra atiborrada de jóvenes que, a pesar de encontrar mejores precios a pocas cuadras, mantienen con buena salud este (¿clásico?) bar universitario.

¿Qué si es un buen lugar para ligar me dices? Si tienes los $1.800 para habilitar una Escudo de litro en el momento preciso, existe suficiente stock de parcer@s para disfrutar de las cabritas gratis que acompañan cada pedido. Si te sale más hambrient@ con $1.200 sacas 8 empanaditas con pebre o con $3.300 una chorrilana que se puede disfrutar románticamente y volver acompañad@ al hogar.

Los meseros son suficientemente diligentes considerando la amplia concurrencia, y verdaderos expertos en retratar fotográficamente las distorsionadas caras que abundan pasadas las 8 p.m. Los baños son tristes y oscuros, lo que explica el fuerte olor de algunos. Quizás uno de los puntos más bajos sea la música, repetitiva y monótona, pidiendo a gritos más atención de parte del VJ de la Taberna de Moe.

En suma, este sucucho cuanta con una clientela fiel que retorna semana tras semana buscando un poco más de lo mismo de siempre, diversión y cerveza (relativamente) barata.

Salud. 

Circulo de Parceros